Desde sus inicios tribales los seres humanos han
acumulado sistemáticamente conocimiento y buscado maneras de descifrar y controlar las fuerzas de la naturaleza, por lo que en
principio no hay un punto de partida único para reseñar la historia de su aproximación a la realidad, pero
resulta conveniente tomar a los Antiguos Griegos como inicio, porque ellos en
particular dejaron fuentes escritas.
El pensador Tales de Mileto es de quien se tiene el registro escrito más antiguo de ciertas ideas filosóficas. Puesto que no todos los pensadores de la Antigua Grecia creían en la
importancia de escribir y gran parte del conocimiento del Mundo Antiguo se perdió con la caída de Roma y la quema de la Biblioteca de Alejadría, no es posible constatar si fue literalmente el primero en hacer filosofía propiamente dicha, pero Tales es
el primer individuo sobre el que se sabe que demostró un teorema matemático
(hoy llamado el "teorema de Tales") y uno de los primeros en valorar
la razón, la lógica y la observación como herramientas para descifrar la
naturaleza. Sin embargo, para entender mejor el impacto de estas ideas, ayuda
visualizar el contexto en el que fueron propuestas.
Antes de que la
curiosidad por la naturaleza en la Antigua Grecia escalase hasta convertirse en lo que luego llamarían "filosofía natural", no existía tal cosa como apoyo a las
artes y ciencias por parte del público ni un sistema educativo formal. Sin
embargo los filósofos presocráticos se interesaron en temas como la separación
entre lo abstracto y lo material, identificar la unidad más pequeña posible de
materia, la inferencia de fuerzas invisibles en temas humanos, etc. A estas
alturas ya podían apreciarse primeros intentos de separar el mito de la verdad (o la superstición de los hechos, como diríamos hoy).
Con el tiempo se formaron escuelas de pensamiento, no obstante éstas no eran lugares físicos como quizá lo serían hoy en día,
sino grupos de personas que se reunían a pensar en los mismos temas y a veces
viajaban para hacer lo mismo en otros lados. La escuela milesia,
fundada por Tales, propuso ideas revolucionarias para una época en la que,
aparentemente, nadie había pensado en filosofía ni ciencia como luego la
conocieron sus sucesores.
Ideas revolucionarias como que el río Nilo fluía por
causa del viento y no la acción de un dios o que los terremotos ocurrían porque
la tierra flotaba en el agua como un barco y se movía cuando ésta última estaba
inquieta. Por elemental (e impreciso para los estándares de hoy) que suene, la
escuela milesia introdujo un concepto que sería desarrollado hasta sus
últimas consecuencias por pensadores posteriores: el mundo natural tiene
explicaciones físicas descifrables a través de la razón.
Por el simple hecho
de preguntarse "¿qué es la materia?" la escuela milesia estaba
dando los primeros pasos que alejarían al ser humano del mito y la superstición
y lo acercarían a la física moderna. La manera en la que estos pensadores
abordaron problemas como la materia, la transformación, la nada, las
matemáticas, la percepción, la verdad y el universo fue haciéndose cada vez más
popular por el territorio helénico y pronto más personas estarían interesadas
en estilos de vida que se desprendiesen de esos hábitos intelectuales.
Pitágoras de Samos |
Sin embargo alrededor
del año 306 a.C., Ptolomeo I aseguró su influencia en Alejandría y fomentó el
flujo de científicos, artistas y técnicos de todas partes del mundo helénico.
En este contexto existió Euclides de Alejandría, un académico que recopiló todo
el conocimiento geométrico del Mundo Antiguo, transcribiendo los
descubrimientos de los pitagóricos, expandiéndolos y agregando sus propias
explicaciones y demostraciones para crear una síntesis que tituló "Los
Elementos". Aunque por su aporte se le considera el padre de la geometría,
más que inventar un sistema completamente nuevo, recopiló exhaustivamente los trabajos de
matemáticos anteriores como Tales,
Pitágoras, Demócrito, Hipócrates, Arquitas, entre otros.
No obstante ello no
implica que el mismo Euclides no hiciera sus propios aportes al compilado.
Recopilar el conocimiento fue solo la primera parte del trabajo, porque la manera
en la que optó por organizarlo y exponerlo dio origen a lo que hoy se conoce
como “el método axiomático”.
Euclides de Alejandría |
El libro empieza con
una serie de definiciones y postulados y demuestra cómo a partir de ellos se
desprende toda una representación abstracta de las formas a la que llamamos
"geometría". Ninguna demostración en el libro requiere de
conocimiento adicional al que proporcionan las premisas y definiciones
iniciales, por lo que éste presenta un sistema válido con coherencia interna.
Por ejemplo ofrece definiciones simples como "punto es lo que no tiene
partes" o "línea es la longitud sin anchura" y en base a ellas
presentó cinco postulados de los que se desprendió todo el conocimiento
geométrico de la época.
Fragmento de Los Elementos encontrado con los Papiros de Oxirrinco.
Fragmento de Los Elementos encontrado con los Papiros de Oxirrinco.
Sin embargo, algunas
de las personas que estudiaron este trabajo encontraban ciertas dificultades al
revisar más a fondo el Postulado 5. En general los postulados enuncian ideas
simples como “es posible trazar una línea recta desde un punto cualquiera a
otro punto cualquiera” o “todos los ángulos rectos son iguales”, pero el quinto
postulado se enuncia de la siguiente manera:
“Si una recta, al incidir sobre otras dos, forma del mismo lado ángulos
internos menores que dos rectos, las dos rectas prolongadas indefinidamente se
encontrarán en el lado en que estén los ángulos menores que dos rectos”.
Aquello que,
básicamente, se desprende de este postulado es la definición de lo que llamamos
"líneas paralelas". La definición es lógica, pero mientras más
riguroso fuese uno tratando de demostrar en la práctica este postulado, más
dificultades para aceptarlo surgían. Kline
(1990) expone al respecto que “Euclides indudablemente sabía que tal axioma (el
de las líneas paralelas) declara explícita o implícitamente lo que debe suceder
en los confines infinitos del espacio y que cualquier declaración sobre lo que
debe ser cierto en el espacio infinito es físicamente dudosa porque las
experiencias del hombre son limitadas”.
Y así, más o menos, empezó uno de
los acertijos más antiguos y difíciles que la especie humana haya intentado
descifrar. Como veremos, los casi dos milenios de intentos de resolver lo que
en este texto se define como “el problema del quinto postulado euclidiano” (o del Postulado 5, para abreviar) fueron, lenta y
gradualmente, develando más de lo que cualquier mente humana hubiese imaginado por sí sola.
Cuando cayó el Imperio
Romano de Occidente, gran parte de su conocimiento, su filosofía, sus
matemáticas y su ingeniería desaparecieron de Europa, incluyendo “Los
Elementos” de Euclides. No obstante, parte de este conocimiento logró
sobrevivir en las bibliotecas del Imperio Romano de Oriente y fue
posteriormente estudiado y complementado por pensadores árabes.
Durante la llamada
Edad de Oro del Islam (VIII d.C. – XIII) los califas de Abbasid enviaron
académicos y comerciantes a Constantinopla a obtener libros y traducir cuanto
conocimiento pudiesen. En este periodo académicos, ingenieros y comerciantes
del mundo islámico estudiaron y expandieron lo sabido en agricultura, economía,
navegación y, desde luego, matemáticas.
Uno de los libros
traídos de Constantinopla fue precisamente “Los Elementos” y tuvo tal impacto
entre académicos que sirvió de base para la matemática del mundo islámico,
reconocida por expandir el modelo euclidiano introduciendo, por ejemplo, los
números irracionales (inconcebibles para un pitagórico en busca de un universo
perfecto) y el álgebra.
Así, generaciones de
matemáticos islámicos trataron de perfeccionar el modelo euclidiano y eliminar
o corregir el Postulado 5 y, aunque no tuvieron éxito, en su intento
introdujeron ideas que serían retomadas por pensadores occidentales.
Teorema de Pitágoras ilustrado en una traducción árabe de Los Elementos. |
Otros pensadores árabes abordaron el problema dejando de intentar de confirmar directamente el Postulado 5 y, en su lugar, lo analizaron de la siguiente manera: Si el postulado 5 fuese falso, entonces se desprenderían las posibilidades de que las líneas paralelas se curven hacia adentro y se intersecten o de que se curven hacia afuera y se alejen. Entonces razonaron que para confirmar el Postulado 5 solo había que refutar dichas alternativas. Aunque no pudieron resolver el problema, más adelante veremos lo relativamente cerca que estuvieron a encontrar una solución.
El Postulado 5 no
dejaba de inquietar a quienes lo analizaran. Era lógico, pero insatisfactorio y
tan solo ponerlo en palabras era difícil.
No fue hasta el siglo
XII que las ideas de Euclides y el problema del Postulado 5 regresarían a
Europa. Durante las Cruzadas, los
saqueos a los pueblos musulmanes recolectaban botines que algunas veces
incluían libros. Esto último era la lotería para los académicos e intelectuales
europeos de la época que aprovechaban la coyuntura para estudiar la literatura
de la zona. Un viajero inglés llamado Adelardo de Bath (1080-1152) que pasó parte de su
vida viajando por los territorios y Estados cruzados en el Medio Oriente,
recolectó los libros que pudo y los llevó consigo de regreso a Inglaterra, en
donde se dedicó a la tarea de traducirlos. Uno de esos libros, claro está, fue
“Los Elementos” y su traducción permitió la reintroducción del pensamiento matemático a la sociedad
occidental.
Algunos siglos más
adelante, durante el Renacimiento, la imprenta permitió la difusión de conocimiento matemático, que
consistía principalmente en explicaciones del modelo euclidiano por parte de
estudiosos para la población general. Aquello significó una revolución técnica,
ya que ahora había más personas capacitadas para realizar trabajos más
complejos que requieren de conocimientos matemáticos, como construir
embarcaciones, casas u obras de arte más realistas.
Newton quería
escribir un libro acerca de esta arbitrariedad del mundo físico que había
descifrado llamada "gravedad", pero para hablar concretamente del
mundo físico en movimiento iba a necesitar una manera de representar
numéricamente figuras con líneas curvas.
Entonces Newton
utilizó el modelo euclidiano para representar el área de una curva mediante la
cantidad de rectángulos que cabían bordeándola. Ello supuso el problema de
tener que eliminar el área de las partes del rectángulo que cruzaban la curva para
conocer el área debajo de ésta. Para ello introdujo el concepto de integración:
propuso imaginar reemplazar infinitamente los rectángulos por otros más
pequeños hasta que el área que sobresale de la curva sea tan pequeña que nos
brinde una aproximación suficiente de su área.
Newton leyendo "Discurso del Método". |
Lo relevante para
este texto es que al desarrollar una herramienta capaz de representar figuras
curvas introduciendo conceptos como lo infinitesimal y al traducirlo al álgebra
con el sistema cartesiano, Newton creó un modelo capaz de mapear el mundo
físico en movimiento. Con su libro Philosophiæ
naturalis principia mathematica inició una revolución en el pensamiento:
la matematización del espacio físico. La física clásica había nacido.
Sin embargo el
problema del Postulado 5 seguía sin resolverse y hubo quienes siguieron
preguntándose lo que aquello significaba. Era como si la realidad no se
ajustase a la lógica, por más sólida que esta fuese.
Hasta aquel entonces
los matemáticos habían intentado deducir o confirmar el Postulado 5, topándose
una y otra vez con la misma pared inderrumbable. Incluso había padres
matemáticos advirtiendo a sus hijos de la misma profesión sobre éste. Por
ejemplo el matemático Farkas Bolyai le escribió a su hijo:
"Por amor de Dios te lo ruego, olvídalo. Témelo como a las
pasiones sensuales, porque lo mismo que ellas, puede llegar a absorber todo tu
tiempo y privarte de tu salud, de la paz de espíritu y de la felicidad en la
vida".
Y su hijo, János
Bolyai (1802-1860), parece haber hecho caso. Tanto él como el matemático Nikolai
Lobachevsky (1792-1856) fueron dos de los primeros en atreverse a prescindir
del nefasto Postulado 5 y dejar de tratar de confirmarlo.
Si el Postulado 5 no
correspondía con la realidad, entonces sería cuestión de representar y explorar
sus alternativas: líneas que se curvan. Aquellas que, irónicamente, los
antiguos matemáticos islámicos visualizaron pero trataron de refutar para
confirmar al postulado en cuestión. La pregunta es, ¿por qué dos líneas
aparentemente rectas y paralelas terminarían curvándose de todas formas?
En la geometría
hiperbólica dos líneas paralelas se intersectan por definición y, por
contraintuitivo que suene, en la práctica funciona al momento de hacer
predicciones y cálculos.
Por más plano que
nuestra mente represente el espacio, éste realmente es curvo, porque nos
encontramos sobre una superficie esférica. Ese detalle hace toda la diferencia:
cualquier línea que se nos presente perceptualmente como recta,
independientemente de cómo la veamos, trazada en una superficie esférica
siempre será curva. Por ello para corregir esa distorsión perceptual, es
necesario aceptar que lo que realmente sería una línea recta en la realidad
externa luce en nuestra mente como una línea curva y viceversa.
Conforme los modelos
físico-matemáticos que medían y representaban el universo aumentaban su
complejidad, más se iba haciendo evidente que la realidad objetivamente medible
es distinta de la realidad percibida y construida por los sentidos. La
percepción humana se volvió un estorbo al momento de querer aumentar la
precisión y descifrar los aspectos más fundamentales del universo en sus
diferentes escalas.
Para este punto histórico seguir desarrollando modelos matemáticos implicó abandonar las propias intuiciones y priorizar los datos sobre las percepciones. Por ejemplo en un plano euclidiano se cumple que la suma de todos los ángulos internos de un triángulo siempre es de 180 grados, pero en una superficie hiperbólica dicha suma da un valor distinto.
Para este punto histórico seguir desarrollando modelos matemáticos implicó abandonar las propias intuiciones y priorizar los datos sobre las percepciones. Por ejemplo en un plano euclidiano se cumple que la suma de todos los ángulos internos de un triángulo siempre es de 180 grados, pero en una superficie hiperbólica dicha suma da un valor distinto.
Si un modelo
matemático que simboliza el espacio físico es válido por su coherencia interna,
pero a su vez no coincide con la realidad que se nos presenta, ¿qué universo
está representando entonces? ¿Cuántos otros universos posibles pueden ser
representados matemáticamente? y más importante aún: ¿Cuál de esas
representaciones posibles corresponde con el universo en el que existimos?
La manera en la que nuestra percepción de la realidad es puesta en marcha por nuestro cerebro (más sobre eso aquí) sirve para la supervivencia en la Tierra, no para editar a voluntad el Cosmos. Como especie, hoy tenemos sistemas cerebrales para representar el concepto "automóvil", porque nuestros ancestros necesitaron del concepto de "león". Les servía más generalizar patrones bruscos y tangibles con repercusiones directas que entender al león, por ejemplo, desde sus propiedades moleculares.
Sin embargo, el hábitat urbano que hemos construido para nosotros aún es, históricamente, muy reciente para que nuestra biología se haya modificado por completo. Por ejemplo, aún reaccionamos a problemas abstractos como el desempleo o la inflación segregando cortisol y adrenalina a la sangre, mecanismos que sirven para combatir amenazas físicas e inmediatas como el león. La percepción humana está restringida a lo que ha necesitado representar para seguir existiendo. Ésta no nos permite detectar, por ejemplo, amebas, ondas gravitacionales o movimientos subatómicos.
El león no es
directamente lo que uno percibe, sino luz, presión, sonido. Una sensación es iniciada dentro de tu propio cerebro por la secuencia en la que se activan los
receptores sensoriales, no por la onda misma. Hay un proceso interno adicional
al ordenar esas señales en una “película” o experiencia de primera persona. Lo
que sea que haya realmente ahí afuera no depende de las formas que
necesitamos percibir para funcionar.
La manera en la que nuestra percepción de la realidad es puesta en marcha por nuestro cerebro (más sobre eso aquí) sirve para la supervivencia en la Tierra, no para editar a voluntad el Cosmos. Como especie, hoy tenemos sistemas cerebrales para representar el concepto "automóvil", porque nuestros ancestros necesitaron del concepto de "león". Les servía más generalizar patrones bruscos y tangibles con repercusiones directas que entender al león, por ejemplo, desde sus propiedades moleculares.
Aspectos relevantes de un león para un humano arcaico. |
Aspectos irrelevantes de un león para un humano arcaico. |
Sin embargo, el hábitat urbano que hemos construido para nosotros aún es, históricamente, muy reciente para que nuestra biología se haya modificado por completo. Por ejemplo, aún reaccionamos a problemas abstractos como el desempleo o la inflación segregando cortisol y adrenalina a la sangre, mecanismos que sirven para combatir amenazas físicas e inmediatas como el león. La percepción humana está restringida a lo que ha necesitado representar para seguir existiendo. Ésta no nos permite detectar, por ejemplo, amebas, ondas gravitacionales o movimientos subatómicos.
Esta distinción entre
la realidad objetiva y la realidad percibida ha acompañado la reflexión humana
desde los tiempos de Pitágoras y Euclides. Por ejemplo Aristóteles intuía que
hay un mundo "exterior" detrás del mundo de las apariencias que no
requiere de nuestra percepción para existir. Tal distinción era tan importante
para el matemático y filósofo Charles Sanders Peirce (1839-1914), que acuñó el término
“fanerón” para referirse a “la totalidad colectiva de todo aquello que de
alguna manera o en algún sentido se presenta a la mente, con total
independencia del hecho de que corresponda o no a algo real”. En términos
experienciales, fuera del fanerón solo hay oscuridad.
¿Pero saben a qué le
dicen “una luz en la oscuridad”?
En 1887 los
científicos Albert Michelson (1852-1931) y Edward Morley (1838-1923) construyeron un aparato que, en aras
de la simplicidad, les permitió descubrir que la luz indiscutiblemente viaja en el vacío sin necesidad de una substancia hipotética. El éter era una asunción innecesaria a la que, además, hubo que agregarle
una serie de propiedades ad hoc como
que debía ser rígido pero, a la vez actuar como fluido al mismo tiempo que no
tenía masa, entre otros distintivos. Un modelo que representa un universo
diferente del nuestro, pero relativamente parecido, va a necesitar de una serie
de “parches” epistemológicos para ajustar sus impresiciones a nuestra realidad.
Lo relevante del
experimento de Michelson y Morley para este texto es que cuando se descartó el
éter como la solución hipotética al problema físico de las propiedades de luz,
se creó un vacío en el modelo científico que inspiró distintas iniciativas para
resolverlo.
Entre los que
abordaron este problema se encontraba Albert Einstein, que, inspirado en los
experimentos de Michelson y Morley, presentó una serie de trabajos entre los que se encontraba su propuesta de la "Relatividad
Especial". Aunque este modelo estaba cimentado en trabajos previos, éste
no expandía a Euclides ni le agregaba alguna variable para "parchar"
las inconsistencias, sino que presentó un paradigma completamente nuevo.
Algunas de las conclusiones que se desprendían de la propuesta eran que la
velocidad de la luz en el vacío es constante, que ésta no es afectada por una
sustancia de referencia fija y que las variables de "espacio" y
"tiempo" deben ser entendidas como una sola y no dos separadas.
Aunque el modelo de
la "Relatividad Especial" solo lidiaba con la física en el caso (léase) especial en el que no hubiese
distorsión gravitacional del espacio-tiempo, en 1915 Einstein propuso un modelo
más complejo que sí podía incluir esa variable al que llamo "Relatividad
General". Ésta teoría es capaz de simbolizar la realidad incluso cuando
estrellas o agujeros negros doblan el espacio-tiempo (algo imposible de
percibir con los sentidos y representaciones humanas).
Y son precisamente esas
curvaturas del espacio-tiempo y la manera en la que éste es estirado y moldeado
lo que hoy nos invita a una nueva reflexión sobre el Postulado 5.
La geometría
euclidiana es un modelo de la realidad basado en premisas tomadas de la
percepción humana. Un modelo en el que el espacio es perfectamente plano y
estático en lugar de curvo y moldeable.
Aceptar la
Relatividad General es, también, aceptar que no vivimos en un universo
euclidiano en el que las líneas rectas existen fuera de nuestra percepción. El
modelo de Euclides, aunque presenta coherencia interna, no describe nuestro
universo, sino otro posible muy parecido. Lo suficientemente parecido como para
que en pequeña escala sus cálculos y representaciones permitan concretar operaciones
relativamente simples.
El modelo del espacio
del que se desprendió la geometría, el cálculo, el álgebra, las coordenadas
cartesianas y la física de Newton resultó no corresponder con las propiedades
aparentemente reales del universo en el que vivimos. Sin embargo fue una
herramienta cognitiva que permitió nuevas formas de representar la realidad y
razonar sobre ella. La solución al problema del Postulado 5 o la razón por la que pese a ser válido no se ajusta a la naturaleza es, entonces, que describe más
a la realidad ajustada por la percepción humana o fanerón que a la realidad
externa a la mente "tal y como es".
Cuando analizamos
objetos a escalas planetarias o imperceptiblemente pequeñas se hace más visible
que la geometría euclidiana ofrece solo una aproximación insuficiente para
realizar predicciones tan precisas como las de la Relatividad General. Ello no
supone que la Relatividad General es la cúspide de la matematización del
universo, sino que es más efectiva que el modelo euclidiano para describir,
explicar, predecir y controlar nuestro universo.
En la actualidad, por
cierto, tenemos al menos dos modelos del espacio físico en vigencia: uno que explica la
realidad a nivel macroscópico (la Relatividad General) y otro que la explica a
nivel subatómico (la Mecánica Cuántica). Ambos guardan coherencia interna y son
efectivos en predecir determinados eventos, pero ninguno es la continuación del
otro. Las fórmulas de la Relatividad General no describen ni predicen patrones
establecidos en la Mecánica Cuántica ni viceversa. El modelo unificado o “Teoría del
Todo” que ligue todos los valores arbitrarios de nuestro universo (y no otro) podría,
en principio, ser una teoría microscópica de la gravedad que pueda extenderse
de manera continua hasta escalas cósmicas. ¿La teoría de cuerdas, tal vez?
Finalmente quizá toda
esta información podría dejarle una inquietud filosófica a los lectores más
sensibles: ¿Alguna vez descifraremos la Realidad Objetiva o estamos varados en
un plano en el que nuestra máxima aspiración es estar parcialmente en lo cierto
mediante representaciones incompletas de "lo externo"? Respecto a
preguntas de esa índole, Martin Gardner (1914-2010) concluyó de manera estoica:
“Si me pides que te diga algo sobre la naturaleza de lo que yace más allá del fanerón, mi respuesta es ‘¿cómo podría saberlo?’ No me angustian los misterios del cosmos. Puedo entender lo que hay detrás de esas preguntas tanto como mi gato entiende el sonido de mis dedos tecleando este párrafo”.
Referencias:
Boyer, C. (2010). Historia de la matemática (10ª edición).
Alianza Editorial: Madrid.
Gardner, M. (1985). The whys of a philosophical scrivener. Oxford
University Press: Oxford.
Kline, M. (1990). Mathematical thought from ancient to moden times: Volume 1. Oxford
University Press: Oxford.
Meserve, B. &
Sobel, M. (2007). Introducción a las
matemáticas. Reverté Ediciones: México.
Peirce, C. (1904). Phanerology. MS [R] 338.
Stanley, T. (2010) [1687]. Pythagoras: His Life and Teachings, a Compendium of classical sources.
Ibis Press: Florida.
Turner, H. (1997). Science in Medieval Islam. University of Texas Press: Texas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario