sábado, 26 de septiembre de 2015

El Bananero y la filosofía: Cuando el placer es todo lo que importa

Quizá lo encuentres hilarante. Quizá no toleres sus videos. Pero probablemente hayas oído de él. El Bananero es un personaje creado y actuado por Adrián Nario, cuya primera aparición data, aproximadamente, del 2005. Originalmente, sus videos estaban dirigidos únicamente a sus amigos, pero su fama fue, de a pocos, escalando hasta ser el ícono de la vulgaridad que inspira memes como “¡Putas Harry!” o “¡Sabee!”. Una pregunta que uno podría hacer es ¿por qué algo, en apariencia, tan simple y burdo puede tener tal impacto en grupos tan grandes de personas? Quizá la respuesta se encuentre en el mismo personaje y lo que, para algunos, representa.


Asumiendo que las investigaciones recientes sobre felicidad (Seligman, Parks & Steen, 2004) guardan alguna correspondencia con la realidad, podemos decir que El Bananero parece haber captado algo. El placer es uno de los tres componentes de la felicidad (siendo el compromiso y el sentido los dos restantes). Sin embargo, su enfoque del placer parece estar más orientado a la Escuela Hedonista Cirenaica: los caprichos y deseos personales se satisfacen inmediatamente sin importar los intereses del resto (Feldman, 2006). 

Esta forma específica de hedonismo es algo que Stuart Mill (1863) podría haber objetado parcialmente. Ambos parecen coincidir en que el propósito de la vida es el placer, pero a diferencia de El Bananero, Mill establece distintas jerarquías de placer: las sensaciones, las emociones y el intelecto. El Bananero hace comedia a través de las aventuras de un sujeto que afronta la vida maximizando la estimulación de las sensaciones físicas, haciendo particular énfasis en lo sexual y lo grotesco. Esta rutina es una clara expresión de humor escatológico, caracterizado por la ridiculización de algo a través de recursos como la flatulencia, las heces u otras secreciones corporales y el sexo (Praeger, 2007). 


El estilo ya se ha utilizado antes. Por ejemplo, un personaje histórico que, para muchos, estuvo caracterizado, precisamente, por este tipo de humor fue Mozart. Simkin (1992) analizó un aproximado de cuatrocientas cartas escritas por el compositor y descubrió que una de cada diez contenía alusiones a defecación, flatulencia y a anatomía sexual. Lo escatológico está relacionado al uso del tabú para la relativización y ruptura del mismo.


¿Se han preguntado qué puede decir de nuestra cultura el éxito mediático de El Bananero y lo que puede representar?


Piensen en cuantos podrían identificarse rápidamente con una persona que se consagró al placer y se olvidó completamente de la normativa social para vivir como si, literalmente, no hubiese mañana. Tal vez uno se ría porque lo entiende y capta sutilmente todo lo que implica su actitud: "¿Espectáculos basura? ¿Gente mojigata? ¿Represión injustificada? ¿Hipocresía? ¡Al carajo! Yo me salgo".

Es viable, por ende, considerar a este personaje una parodia de los antivalores de la cultura occidental. Si bien no puede precisarse si esa es la intención consciente del autor detrás de los videos, sí es posible observar la presencia de ciertas temáticas a las que muchos de los fans responden favorablemente: El placer sin límites, el machismo, el desconocimiento total de la autoridad, la despreocupación por la opinión de los demás, el libertinaje y el abandono del autocontrol.


Así que ya saben: cuando alguien cuestione su calidad intelectual y sensibilidad al enterarse de que les gusta el humor de El Bananero, pueden contestar que es un crítico social que hace uso de la controversia para burlarse de muchas de las fuentes de frustración en la vida cotidiana.


Eso, o que es un gordo tragaleche hijo de las milputas con más suerte que orto de trolazo en concierto de Talía. ¡Sabeee!


Temas relacionados:

Puedes leer mi análisis filosófico de la banda de rock Rata Blanca aquí.

Puedes leer mi recopilación de estudios científicos sobre la felicidad aquí.

Puedes leer mi análisis académico sobre el programa de televisión peruano "Esto es Guerra" aquí.

Puedes leer mi análisis psicológico sobre los recursos humorísticos del comediante y actor peruano Carlos Alcántara aquí.


Referencias:

Feldman, F. (2006). Pleasure and the Good Life: Concerning the Nature, Varieties, and Plausibility of Hedonism. Oxford University Press.

Mill, J. (1863). El Utilitarismo. Tomado el 26 de Setiembre de http://www.ateismopositivo.com.ar/John%20Stuart%20Mill%20-%20El%20Utilitarismo.pdf

Praeger, D. (2007). Poop Culture: How America Is Shaped by Its Grossest National Product. Feral House: U.S.A.

Seligman, M., Parks, A., & Steen, T. (2004). A balanced psychology and a full life. Tomado el 22 de abril de 2010 de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1693422/pdf/15347529.pdf

Simkin, B. (1992). Mozart’s Scatological Disorder. British medical journal, 305,1563-1567.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

"Chapa tu choro": El país de la anomia

Voy a empezar con una confesión: Cuando veo, en la televisión, que un ladrón es capturado y humillado públicamente, tengo flashbacks de las veces en las que fui asaltado. Los rostros de mis agresores, los cuales recuerdo vagamente, reemplazan imaginariamente a los de los ladrones siendo ajusticiados y un sentimiento culposo de placer me invade. Me imagino castigando, con mis propios puños, a quienes me pusieron un desarmador en la garganta y me hicieron sentir vulnerable e impotente mientras me tocaban y vaciaban los bolsillos. Durante días revivía una y otra vez la situación en mi cabeza, soñaba con eso y trabajaba de mal humor y a la defensiva. Que te roben es mucho más que perder un celular o una billetera. Es perder parte de tu autoestima y recordar tu vulnerabilidad en el día a día. Si yo me viese involucrado en una situación en la que pudiese castigar con toda mi furia a un agresor de aquellos, no sé qué haría.


Como ser humano, no tengo poderes morales más elevados que los de los demás y por ello no me siento con la autoridad para juzgar a quienes hacen lo que, probablemente, yo también haría en su situación. Sin embargo, como humanista, creo que es importante dar una advertencia: A nivel individual, la campaña de amedrentar públicamente delincuentes puede resultar muy catártica, pero a nivel social es un indicador alarmante de anomia que necesita ser atendido con urgencia. Recalco: urgencia.


Hablando en términos estrictamente racionales, considero fundamental ponerle fin a la campaña de “Chapa tu choro” por razones que explicaré en las siguientes líneas.

El aporte de esta campaña no es el de hacer que se castigue a los delincuentes extrajudicialmente. Eso ha venido pasando en sociedades medio feudales (como la nuestra) desde tiempos bíblicos. Su aporte es llevar a los medios de comunicación y redes sociales la legitimación explícita de estas prácticas con un posible aumento de las mismas como consecuencia. ¿Por qué me opongo a una práctica con la que yo mismo he fantaseado? Porque lo que es bueno para mi catarsis, puede ser muy malo para mi entorno.


El repetido argumento de que luego de que un delincuente es humillado y vejado públicamente, éste se reformará, me deja insatisfecho. Acepto la posibilidad de que haya quienes aprendan su lección y busquen otra forma de sobrevivir, pero todo indica que también habrá muchos que no tengan esa reacción. Puede haber excepciones, pero normalmente, cuando la actividad de un criminal en serie cesa súbitamente, suele ser por una de tres razones: ha cometido suicidio, está delinquiendo en otra ubicación geográfica o ha sido capturado (Douglas, 1995). Es a ellos y a sus agresores a quienes más temo.

Echarle la culpa a los pobres de su pobreza por tildarlos de mediocres, inmorales o vagos, es desconocer las causas más profundas de la pobreza extrema. Si la solución a la pobreza dependiese de los mismos pobres, las ONGs, los políticos, la ONU y los intelectuales no dedicarían tantos recursos al tema (Benítez, 2014). La pobreza no es la falta de dinero, sino una forma de socialización en la que la persona queda incapacitada para adaptarse y funcionar en la sociedad (Jensen, 2007). Los estudios en psicología social respaldan la hipótesis de Zimbardo (2007): No es la manzana podrida la que pudre a las demás, sino el barril contaminado el que pudre su contenido. Al respecto, Douglas (1995) expresa en sus trabajos sobre perfiles criminales que "la peligrosidad es situacional. Si uno mantiene a alguien en un ambiente bien ordenado donde éste no tiene que tomar decisiones, estará bien. Pero ponlo de vuelta en el ambiente donde delinquió anteriormente y su comportamiento puede cambiar rápidamente".


El robo no es únicamente un acto de aumentar tu patrimonio material a costa tomarlo sin consentimiento de su legítimo dueño. El robo puede ser, también, un acto de agresión contra un “otro” que es percibido como carente de valor humano. Robar, para muchos, puede ser visto como una expresión de la lucha por la supervivencia en un mundo que te exige riqueza y te niega el pan. Muchas personas no roban por ser ontológicamente inmorales, sino como una respuesta a frustraciones que empiezan en el hogar y ascienden a lo social.


Pongámonos en los zapatos de una persona que (tenga, o no, razón) está convencida de que no sirve para nada y que si no roba, no come.

Bajo la premisa de que no tiene otra opción más que robar o vivir de cachuelos que percibe como denigrantes, solo le queda adaptarse cuando surge una organización popular que se opone a lo que, para él, es su supervivencia. Deberá conseguir una mejor arma, organizarse en grupos, castigar a los que lastimen a uno de los suyos, asegurarse una zona donde él y sus cómplices puedan "ganarse la vida" tranquilos y ahuyentar por el medio que funcione a otros que quieran hacer uso de ese espacio. La hostilización de un entorno llama a la organización grupal para protegerse (Degregori, 2011). En otras palabras: están apareciendo condiciones que favorecen la creación de pandillas que, de pasar desatendidas, podrían salirse de control como fue el caso de, por ejemplo, Mara Salvatrucha en El Salvador o Barrio Azteca en México.


Es posible que la radicalización de algunas personas en estado de absoluto abandono pueda hacerse más notoria en el momento en que aceptan que eso que ven en la televisión nunca sería su futuro. Es lógico que aparezca una combinación de enojo hacia la sociedad por negarle rotundamente lo que tanto le regala a otros y odio hacia sí mismos por tener que haber sido una sobra viviente y creer que no puede hacerse nada para cambiarlo. Este, sin embargo, sigue siendo un análisis incompleto, ya que en aras de la simplificación ni siquiera estoy tomando  en cuenta variables como el abuso de sustancias, presencia de enfermedad mental en individuos influyentes, tipo de prensa más consumida en la zona, etc.

Por otro lado, la población enojada y radicalizada también puede ser un problema. Están creándose las condiciones ideales para que aparezca un líder carismático y canalice ese odio y deseo de violencia a alguna forma de organización política (como lo fue Sendero Luminoso en un principio) o paramilitar (como lo fueron las Autodefensas Unidas de Colombia).

Es complicado predecir lo que va a pasar, pero sí es viable señalar que, en el presente, se están creando condiciones similares a las que, en el pasado, han gestado pandillaje y terrorismo tanto en el Perú como en sociedades latinoamericanas relativamente similares. La experiencia ya nos ha enseñado que el aumento en la violencia ciudadana no crea deserción delincuencial, sino una mera adaptación a la nueva “clientela”.

Este artículo, sin embargo, no es un llamado a la población para que modere o se “moralice”. Sospecho que, ahora que ya empezó la campaña, ésta no se va a detener por sí sola. Este es un llamado a las autoridades para que tomen las precauciones mientras la situación aún no escale.

Aumentar el número de efectivos policiales y hacerlos menos flexibles con los delincuentes no es la solución al problema de la delincuencia, sino la herramienta que, temporalmente, contendrá al problema mientras, lentamente, se disuelven las raíces del mismo.

La verdadera lucha contra la delincuencia no la hacen las armas. La hacen los economistas planificando una redistribución realista y sostenible de la riqueza, los antropólogos y sociólogos identificando las necesidades reales de la población (Amat y León, 2006), los psicólogos previniendo o aliviando los efectos de la violencia (González, 1995), los maestros en las escuelas empoderando a los jóvenes para ser emprendedores (Beltrán & Seinfeld, 2012), los padres de familia brindando el afecto y cuidados (Douglas, 1995) y los empresarios creando espacios y oportunidades de desarrollo alternativos a la calle (Benítez, 2014).

A los que apoyan la campaña solo les digo: No los culpo, pero tengan cuidado para que el tiro no les salga por la culata y nos queme a todos. La desinformación es más peligrosa para la paz que cualquier grupo terrorista, porque, partiendo de las causas ficticias de un problema, solo te mantendrás ocupado en soluciones ficticias.


Referencias:

Amat y León, C. (2006). El Perú nuestro de cada día. Nueve ensayos para discutir y decidir. Lima: Universidad del Pacífico.

Beltrán, A; Seinfeld, J. (2012) La trampa educativa en el Perú: cuando la educación llega a muchos pero sirve a pocos. Lima: Universidad del Pacífico.

Benítez, C.(2014). ¿Por qué existe la pobreza en el Perú? La falta de espacios vitales, el subempleo y la miseria. Editorial San Marcos: Lima.

Degregori, C. (2011). El surgimiento de Sendero Luminoso. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

Douglas, J., Olshaker, M.(1995). Mindhunter: Inside the FBI's elite serial crime unit. New York: Scribner.

González, R. (1995). El Niño Peruano: Cuadernos de Psicología III. Lima: Universidad de Lima.

Jensen, E. (2007). The effects of poverty on the brain. The science network. Recuperado el 7 de junio de 2013, en http://thesciencenetwork.org/docs/BrainsRUs/Effetcs%20of%20Poverty_Jensen.pdf

Zimbardo, P. (2007). The Luciffer Effect: Understanding how good people turn evil. New York: Random House.

Zimbardo, P. (2008). The psychology of evil. Recuperado el 13 de junio, 2014 de https://www.youtube.com/watch?v=OsFEV35tWsg

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿Qué es la muerte en términos científicos?

La muerte, definida por la RAE como “cesación o término de la vida”, ha fascinado a la humanidad desde sus inicios. Ha sido un tema frecuentemente abordado por la filosofía y prácticamente todas las religiones del mundo tienen una interpretación sobre su significado.

Es común encontrar en distintas culturas alrededor del mundo y a lo largo de la historia, que el tema de la muerte se vea, también, acompañado de creencias sobre la posibilidad de volver de ella o de continuar existiendo pese a ella. Por nombrar tan solo un par de ejemplos, los antiguos egipcios consideraban que existía otra vida después de la muerte, la cual solo podía ser disfrutada con el mismo cuerpo que uno utilizó durante su vida, razón por la que se le preservaba y enterraba con alimentos y utensilios. Durante la misma época, por otro lado, en la antigua Mesopotamia se creía que los seres humanos habían sido creados con una mezcla de arcilla y sangre de dios, por lo que eran parcialmente inmortales. Para ellos, el cuerpo moriría pero su conciencia continuaría existiendo sin éste (History, 2014).



Por otra parte, gracias a los avances de la ciencia, hoy en día nuestra comprensión de la muerte es muy distinta a las interpretaciones mitológicas. Para entender lo que es la muerte, sin embargo, necesitamos entender, primero, lo que es la vida.

La vida está contenida en los procesos biológicos continuos en los organismos compuestos exclusivamente de materia, la cual está regida por las mismas leyes físicas, ya sea que compongan un organismo vivo o un objeto inanimado.

Dentro de cada una de nuestras células constantemente están ocurriendo reacciones químicas potenciadas por la glucosa y el oxígeno que se utilizan para producir la molécula adenosín trifosfato (ATP, por sus siglas en inglés).

La molécula ATP les da la energía a las células para realizar sus procesos, tales como el crecimiento, la reproducción, reparación, etc. Estos procesos luchan constantemente por revertir un proceso físico natural llamado entropía, que constantemente separa, dispersa y fragmenta la materia si es que ésta no es empujada y mantenida en “su lugar”(Hayes, 2014).


Se necesita una gran cantidad de energía para producir las moléculas que componen un organismo, pero se necesita aún más energía para mantenerlas posicionadas en donde necesitan estar para que el sistema vivo funcione. Esto puede ser explicado en términos físicos mediante el segundo principio de la termodinámica: “En un sistema aislado la entropía siempre aumenta o, como mucho, permanece constante” (Pérez, 2012).

Ello quiere decir que para que un sistema se mantenga funcionando continuamente necesita recibir energía de una fuente externa, sea este sistema un motor, un ser vivo, una polea, un reloj, etc., de lo contrario, progresivamente irá deteriorándose en su funcionamiento hasta que este cese por completo.
La dispersión de la materia, o entropía, puede ser, también, entendida observando el calor.

Desde el punto de vista mecánico, el calor puede ser explicado como resultado del movimiento microscópico de los átomos y las moléculas que componen la materia. El calor puede ser representado como un movimiento veloz de las partículas, mientras que el frío como un movimiento lento. A mayor velocidad del movimiento de las partículas, mayor calor. A menor velocidad de movimiento, menor el calor o mayor el frío.

En la teoría molecular del calor los fenómenos termodinámicos tienen una interpretación mecánica sencilla. Por ejemplo, cuando ponemos en contacto un cuerpo caliente con otro frío las moléculas del cuerpo caliente reparten su energía cinética con las del cuerpo frío mediante los choques entre ambas. Las que se movían más rápido terminan moviéndose más lento y viceversa. Al final las temperaturas se igualan, lo que quiere decir que la velocidad promedio termina siendo la misma.

Dado que la entropía en los sistemas aislados se mantiene o aumenta hasta el límite, es viable postular que los sistemas tienden al estado de máxima entropía. Ello, no significa otra cosa que tender a su estado más probable. El siguiente ejemplo lo ilustrará:

Supongamos que tenemos cuatro bolas y dos cajas. Numeraremos cada una de las bolas del 1 al 4 y llamaremos a las cajas Caja A y Caja B. En la siguiente tabla se ilustran todas las formas posibles de distribuir las cuatro bolas en las dos cajas:



Notaremos que hay un total de 16 posibles combinaciones o estados posibles. Sin embargo, observamos en la tabla que el estado más probable es el de encontrar la mitad de las bolas en una caja y la otra mitad en la otra caja, es decir la dispersión más equitativa. Es factible realizar un simple cálculo matemático para demostrar que cuando el número total de bolas tiende a infinito, la probabilidad de la dispersión más equitativa tiende a 100%. Sean bolas o partículas, el fenómeno tenderá a ocurrir del mismo modo incluso si en lugar de dos cajas A y B tuviésemos una sola caja con un lado A y un lado B del mismo volumen cada uno.

El estado más probable es, por lo tanto, el de la distribución o dispersión equitativa de las partículas, así como su desintegración (por ser la dispersión de sus partes). La irreversibilidad de los procesos físicos (o improbabilidad de que las partículas se reordenen solas) es consecuencia de que el estado inicial de mínima dispersión es muy poco probable.

Dentro de un organismo vivo, el fenómeno de la entropía determina que las moléculas tiendan a disiparse en el espacio, trasladándose de áreas de alta concentración hacia áreas de baja concentración e incluso a descomponerse en moléculas más pequeñas que seguirán dispersándose.

Entonces, las células necesitan revertir la entropía constantemente para mantener al sistema vivo ordenado y organizado, por lo que siempre requieren oxígeno y glucosa que obtienen del medio externo. En otras palabras, los organismos necesitan constantemente obtener materia prima de la respiración y la ingesta de alimentos y líquidos para reemplazar los químicos ya utilizados en la reversión de la entropía, llamada también neguentropía (Ortiz, 2011).

El proceso en el que las células sucumben completamente a la entropía es lo que llevaría al organismo al estado que todos conocemos como "muerte". De hecho, algunos médicos prefieren referirse a la salud como la predominancia de la neguentropía en el cuerpo y a la enfermedad como la predominancia de la entropía en el cuerpo (íbid.).


Pero comprender la muerte a este nivel no es un mero adorno intelectual, sino un primer paso hacia lo que por milenios ha permanecido como una quimera.

La muerte, como proceso entrópico, teóricamente, puede ser revertido utilizando tecnología mecánica microscópica que coloque manualmente todas las moléculas de regreso en la posición original e inyectando ATP en todas las células al mismo tiempo, para que el organismo sencillamente, reinicie donde se quedó (Hayes, 2014). Si bien hasta la fecha de este trabajo la tecnología moderna no cuenta aún con las herramientas para llevar a la práctica dicha propuesta, una alternativa futura sería el desarrollo de nanorrobots que realizaran el trabajo.


Al pensar en los organismos vivos como materia con la propiedad de revertir temporalmente la entropía a costa de acelerarla en otro sistema con el que esté interrelacionada, la muerte solo es un estado físico producto de alguna interrupción física de dicho balance a nivel microscópico. Dicho balance puede ser recuperado mediante lo que, quizá, en un futuro podría llamarse “bioarquitectura molecular”. Si bien para muchos la muerte y sus causas podrían ser un misterio filosóficamente irresoluble, la historia parece sugerir que en la ciencia no hay misterios, sino acertijos.


Referencias:

Hayes, R. (2014). At what moment are you dead?  Recuperado el 1 de junio de 2015, de https://www.youtube.com/watch?v=5c6C3rHOdf8

History. (2014). History of Death: Death in ancient civilizations. Recuperado el 7 de junio de 2015, de http://www.history.co.uk/study-topics/history-of-death/death-in-ancient-civilisations

Ortiz, P. (2011). La explicación informacional. Centro de investigación Anastomosis: Lima.

Pérez, A. (2012). La teoría cuántica: La revolución de lo muy pequeño. EDITEC: España.

martes, 1 de septiembre de 2015

Un libro para descargar

Saludos. Normalmente no pondría libros de otros autores para descargar en mi página, pero en este caso se trata de una traducción al español de mi autoría. Les comparto una traducción al español que hice del libro de Noam Chomsky "Media Control". Es un material sobre algunas formas en las que los medios de comunicación pueden manipular las opiniones del público para que militen en favor de los intereses políticos y económicos de ciertas élites. Me pareció interesante y pensé que otros podrían aprovecharlo también.


Descárgalo sin costo aquí.