sábado, 29 de agosto de 2015

Sugerencias para mantener una conversación "profunda"

Saludos. Hoy los acompaño con una entrada breve y sin bibliografía. ¿Se han visto en una situación en la que les gustaría conocer mejor a una persona? Seguro han tenido buenas ideas y la conversación fluyó maravillosamente, pero también podría haberles ocurrido, alguna vez, que no ya no sabían bien qué preguntar o decir. Algunos pueden encontrar ese escenario bastante incómodo. He observado, además, que varios de mis pacientes han tenido, alguna vez, una que otra dificultad en este tema y, por ello, hemos explorado juntos algunas ideas para aliviar esa ansiedad.


En mi experiencia en la práctica clínica, he encontrado que hay ciertas preguntas que, casi como jugando, uno puede hacerle a una persona en un contexto social y suelen empezar algunas conversaciones interesantes. La idea no es pasar de una pregunta a la siguiente como en un cuestionario, sino detenerse a desarrollar y comentar sobre lo que se diga y lanzar la siguiente pregunta (en el orden que más apetezca, en realidad) cuando uno vea que encaje.

En fin, sin más detalles innecesarios les comparto las preguntas. Aunque no tengo evidencia empírica que pueda mostrarles para sustentar lo que les digo (siempre aclarando), en mi opinión, parece que si uno sabe prestar atención a los detalles, las respuestas a estas preguntas podrían decir mucho sobre la persona con quien uno conversa. Ojalá en algo les aporte y, por favor, duden y descártenlo si no les sirve.

  • ¿Qué título de algún libro podría describir la etapa de tu vida en la que te encuentras ahora y por qué? 
  • ¿Cuan cómodo/a estarías si revisase tu historial de Internet en este momento?
  • ¿Cómo te describirían tus amigos?
  • ¿Qué es la cosa de ti que más molesta a tus familiares?
  • ¿A dónde van tus pensamientos cuando estás solo/a sin nada que hacer durante un periodo prolongado de tiempo?
  • ¿Cómo te describiría alguien a quien, tal vez, no le agrades mucho?
  • Si, por alguna razón, estuvieses en la comisaría, ¿cuál crees que habría sido tu infracción más probable?
  • Si no pudieses ser una persona, ¿qué es lo que más/menos te gustaría ser y por qué?
  • ¿Qué cosa sobre ti te hace sentir orgulloso/a de ti mismo/a?

Y ya saben: prohibido juzgar a su interlocutor.

sábado, 22 de agosto de 2015

Filosofía y Rock & Roll: Rata Blanca y su mensaje de amor, fuerza y trascendencia

Yo tenía 16 años cuando escuché por primera vez una canción de Rata Blanca. En ese entonces, yo vivía en un contexto de música tonera y salsa que me veía forzado a tolerar (el reggaetón aún era algo novedoso y discreto). Aquella música me dejaba profundamente insatisfecho, porque sencillamente no sentía que mi historia estuviese siendo contada en esas letras de amor correspondido, diversión y baile. Fue, precisamente, en ese contexto de insatisfacción que las guitarras distorsionadas y voces raspadas resonaron con mi necesidad de rebelarme. ¿De rebelarme a qué? De adoptar gustos y costumbres que nada tenían que ver conmigo solo para encajar en un grupo. A aceptar un estilo de vida predeterminado de hedonismo y chisme y negarme a mí mismo.


No tenía idea de lo lejos que me llevaría aquella banda que, por primera vez, captó mi interés. Y es que antes de los libros, mi primer amor fue la música. Fue a través de la música que mi sensibilidad se vio tocada: pensé por primera vez en mi identidad, me hice consciente de lo que es la soledad, aprendí que no puedo encontrar el camino a mis metas, porque nadie más lo ha trazado aún y lo más importante: encontré fuerza en mis propias creencias. Sabía que no estaba solo.

Este primer paso en mi crecimiento personal lo di con la ayuda de Rata Blanca y, posteriormente, con la ayuda de otras bandas. Cuando estuve más involucrado en “la escena” hard rock, observé que mi entusiasmo era compartido por muchos otros. Uno, simplemente, no veía este trato solemne a la música en fans de otros géneros. Era una religión, un estilo de vida, un asunto de ser uno mismo o quedar fuera por posero y perder el derecho a llamarse un fan. Era una fuerza socializadora muy poderosa, ahora que lo pienso.

La música de Rata Blanca (como la de cualquier otro artista, en realidad), responde a una época y un contexto. Sus músicos crecieron en una Argentina teñida de militarismo, capitalismo “achorado” y violencia excesiva. Un contexto poco favorable para la individualidad, el arte y la estabilidad emocional. Fue a través de la música que estos rebeldes pelucones encontraron una herramienta de lucha que, al tener como fuente de enunciación su misma realidad, fomentaba la lectura y conceptualización de la misma. En otras palabras: eran cronistas y filósofos muy enojados con lo que estaban viviendo y dispuestos a hacer algo al respecto. La genialidad de la banda (y definitivamente la de muchas otras más) consiste en que su mensaje, si bien tiene un origen muy específico, puede aplicarse a otros contextos.

Un análisis relativamente extenso de las letras de la banda me llevó a identificar las siguientes temáticas:

La vida en el barrio (¿Quiénes somos?)
(Chico callejero, El bajo flores, Obsesión, El rey de la revolución, Historia de un muchacho, Volviendo a casa y Lluvia púrpura.)

Salvarse de la soledad y el abandono (¿Qué queremos?)
(La misma mujer, Solo para amarte, El sueño de la gitana, La leyenda del hada y el mago, mujer amante, Hombre de hielo, Noche sin sueños, Nada es fácil sin tu amor, Sombra inerte del amor, Sin tu amor nada existe, Vuelo nocturno, Ella, Abeja reina, Cuando la luz oscurece, La otra cara de la moneda, Aún estás en mis sueños, Blues, Mamma, Un día más un día menos, Cuando hoy es ayer, Pequeño ángel oscuro, Tan lejos de aquel sueño y Rock and Roll Hotel.)

La violencia, la ambición y la mediocridad (¿Qué se opondrá a nuestra meta?)
(Gente del sur, Basura, Asesinos, Cuarto Poder, Bajo control, Jerusalén, Patria, Fantasma azul, Máquina, La caja, Vieja Lucy, Anarquía, El gran rey del rock and roll,  Diario de una sombra y Señor espectro.)

Floreceremos por nuestra fuerza (¿Cómo lograremos nuestro objetivo?)
(El último ataque, el beso de la bruja, Rompe el hechizo, Haz tu jugada, Ángeles de acero, Guerrero del arco iris, Abrazando el rock and roll, Quizá empieces otra vez, Días duros, Agord la Bruja, Madame X, Pastel de rocas, Héroes, El amo del camino, Caballo salvaje, Índigo, Michell odia la oscuridad, El círculo de fuego, Endorfina, Si eres hijo del rock, No es nada fácil (ser vos), Buscando pelea, Rebelde y solitario y El jugador.)

Lo que es divino y solemne (¿De dónde viene nuestra fuerza?)
(El camino del sol, Los ojos del dragón, La boca del lobo, Herederos de la fe, Mr. Cósmico, Sinfonía fantástica, ¿En nombre de Dios?, La llave de la puerta secreta, Bajo el poder del Sol, Guitarra española, El reino olvidado, El guardián de la luz y Tormenta eléctrica.)

Es posible notar que su visión es la de un mundo frío y materialista que no hace más que realzar nuestra soledad. Sábato tuvo su propia manera de expresarlo: “El hombre padece efectivamente una soledad metafísica (...), pero es una condición eterna de su naturaleza, que solo podía serle revelada tal como la venía sufriendo en una sociedad poblada de signos y maquinas, una sociedad deshumanizada” (Leiva, 2012).

Al igual que el filósofo victoriano John Stuart Mill (1859), Rata Blanca predica la libertad individual. Ambos sostienen que las personas deben poder tener diferentes sentimientos y opiniones y que debe fomentarse que experimenten con distintos estilos de vida. Rata Blanca y Stuart Mill parecen coincidir en que uno no puede ser completamente feliz solo siguiendo reglas. Es un suicidio obedecer principios abstractos y arbitrarios que nada tienen que ver con nuestro bienestar.

Sin embargo, tal proyecto no resulta fácil en un mundo tan hostil y caótico. Para abrirse paso en esta jungla de agresiones, desapegos, mediocridades y distracciones, será necesaria toda nuestra fuerza para soportar sin derrumbarnos. Será necesario que seamos fuertes, valientes y muy resistentes. Básicamente, necesitaremos de lo que Nietzsche llamó la voluntad de poder (Vásquez, 2011). La voluntad de poder es nuestro motor principal. Es la avidez de lograr nuestras metas y la demostración de fuerza que nos permite posicionarnos donde, creemos, nos corresponde. Para ello tendremos que ser más que solo personas: necesitamos estar por encima del hombre mediocre, hacer nuestras propias reglas y ser consecuentes con ellas. La pregunta que queda por responder sería ¿de dónde sacaremos fuerza y motivación para mantenernos en nuestro sendero escogido? La respuesta la dio el mismo Nietzsche y la desarrolló Frankl (1946): "Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo".

La búsqueda de sentido y trascendencia es una respuesta clave a muchas de las angustias existenciales que nos paralizan. Dentro de esta temática, Rata Blanca parece recurrir con frecuencia a lo profético y a la revelación divina que impone un propósito inamovible por lo terrenal. Esto crea la sensación de ser respaldado, en última instancia, por poderes infinitamente superiores a los del monstruo al que enfrentamos. Algunos podrían interpretarlo como crear con la imaginación un aliado de poder equivalente al del adversario para consolarse frente la desigualdad de fuerzas. Otros podrán verlo, tal vez, como algo intuitivo en sí mismo. Dejando de lado la discusión de si tales poderes divinos son reales o fantaseados, la aceptación de los mismos parece resolver el problema en muchas personas y Rata Blanca, claramente, se encuentra entre los promotores de esa idea.


Finalmente, ya sea de manera intencional o casual, el mensaje de Rata Blanca sigue siendo tan relevante ahora como lo fue en sus inicios: Le duela a quien le duela, es a través de una moral propia y autónoma que nos liberaremos de la mediocridad que frena nuestro desarrollo personal.


Temas relacionados:

Puedes leer mi análisis filosófico de El Bananero aquí.

Puedes leer mi recopilación de estudios científicos sobre la felicidad aquí.


Referencias:

Frankl, V. (1946/1991). El hombre en busca de sentido. Editorial Herder: Barcelona.

Mill, J. (1859/2001). On liberty. Batoche Books: Ontario.

Sábato, E. (1977/2012). El túnel. Ediciones Cátedra: Madrid.

Vásquez, A. (2011). Nietzsche: De la voluntad de poder a la voluntad de ficción como postulado epistemológico. Recuperado el 22 de Agosto de 2015 de file:///C:/Users/user77/Downloads/Dialnet-NIETZSCHEDELAVOLUNTADDEPODERALAVOLUNTADDEFICCIONCO-4052835.pdf

viernes, 21 de agosto de 2015

Resultados de estudios y reflexiones sobre la felicidad

Saludos. En esta oportunidad me he tomado el trabajo de compartir un resumen de la información que he logrado recopilar sobre la felicidad. Está de más aclarar que las investigaciones no son de mi autoría, pero su recopilación en esta entrada, sí. Salvo el brevísimo análisis filosófico de El Señor de los Anillos, he procurado que toda la información tenga un respaldo científico o, al menos, válido dentro de ciertos rigores académicos. Por ello no están incluidas las opiniones de pensadores New Age, gurús, sacerdotes, profetas u otros líderes de opinión.

Ya que, por la naturaleza de su día a día, muchas personas no pueden darse el lujo de revisar tanto material bibliográfico, en lugar de escribir un artículo que conecte y relacione todos los puntos, lo he hecho fragmentado e inconexo a propósito para que el lector pueda saltearse las partes que desee. En este caso no colocaré la bibliografía en el formato usual al final, porque algunos de los libros, artículos o videos ya no los tengo a la mano y de ellos solo puedo recordar el autor y el título.



Según Seligman, Parks y Steen (Psicología Positiva)

La “felicidad” se considera una condición que está por encima y más allá de “la ausencia de infelicidad”.

La psicología positiva parte de la premisa de que es posible delimitar componentes de la felicidad e investigar empíricamente lo que los constituye. El estudio del tema llevó a identificar tres componentes de la felicidad:

  1. Placer (o sensaciones positivas): comportamiento hedonista, aprender a perdonar, a ser agradecido, mantener el ánimo una vez alcanzado y a ser optimista. Pueden tomarse atajos: drogas, masajes, chocolate.
  2. Compromiso: esfuerzo prolongado que progresivamente construye un resultado deseado difícil de alcanzar. No pueden tomarse atajos: participando en una gran conversación, reparando una bicicleta, leyendo un buen libro, enseñándole a un niño, tocando la guitarra o realizando satisfactoriamente una tarea difícil.
  3. Significado: sentido en la vida.

Se llama a la tendencia a buscar la felicidad por medio del placer como “la vida plácida” (the pleasent life), a la tendencia de buscar la felicidad por medio de las gratificaciones como “la buena vida” (the good life) y a la tendencia a buscar la felicidad por medio de la generatividad como “la vida con sentido” (the meaningful life).

Una persona que emplea las tres rutas para llegar a la felicidad, llega a la “vida plena” (full life).
Un ejercicio simple para incrementar las emociones positivas sobre el pasado:

Requiere que los individuos registren cada día por una semana, tres cosas buenas que les haya pasado y decir por qué ocurrieron. Las investigaciones revelan que después de completar este ejercicio, los sujetos eran más felices y menos depresivos tras el seguimiento de los tres meses (Seligman & Steen 2005).


Según Barry Schwartz (Paradox of choice, 2004)

Dado que mientras más grande sea nuestro costo de oportunidad, menos satisfechos estaremos con nuestras decisiones: 
  1. Estaríamos mejor si aceptásemos voluntariamente ciertas restricciones a nuestra libertad de elección, en lugar de rebelarnos contra ellas.
  2. Estaríamos mejor buscando lo que es “suficientemente bueno” en lugar de buscar lo mejor.
  3. Estaríamos mejor si bajásemos nuestras expectativas sobre los resultados de nuestras decisiones. 
  4. Estaríamos mejor si le prestásemos menos atención a lo que los otros a nuestro alrededor están haciendo.



Según David G. Myers (Pursuit of Happiness, 1993)

Los factores más importantes que contribuyen a una felicidad duradera son: 
  • Un cuerpo saludable.
  • Una buena autoestima.
  • El sentimiento de que tenemos control sobre nuestras vidas y nuestro tiempo.
  • El optimismo.
  • La extroversión.
  • Un trabajo estimulante y significativo (autonomía, complejidad y relación directa entre esfuerzo y resultados).
  • Ocasiones adecuadas para el descanso y el ocio.
  • Relaciones estrechas y alentadoras.
  • Un interés más allá de uno mismo.
  • Un compromiso espiritual que nos proporcione esperanza, sentido de propósito, y apoyo y servicio comunitario.

Datos recopilados por Myers en el mismo trabajo:
  • Los estudiantes universitarios más felices son los que se sienten satisfechos con su vida amorosa.
  • Quienes disfrutan de amistades íntimas tienen una mayor capacidad para hacer frente a situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido, el desempleo o la enfermedad.
  • Los alumnos universitarios que afirman preferir el éxito profesional y un salario alto a tener amigos cercanos y un matrimonio unido tienen el doble de probabilidades que sus compañeros de describirse a sí mismos como personas “bastante” o “muy” infelices.
  • Las personas afirman sentir un mayor bienestar cuando cuentan con la ayuda y estímulo de amigos y familiares que respaldan sus metas y se interesan por ellas con frecuencia.
  • Cuando se pregunta a la gente qué necesita para ser feliz, la mayoría menciona (antes que cualquier otra cosa) una relación estrecha y satisfactoria con su familia, amigos o pareja.


Las seis claves de la felicidad de Tolkien según Gregory Bassham (El Señor de los Anillos y la filosofía, 2010)
  1. Disfrutar de las cosas sencillas.
  2. Resta importancia a tus problemas.
  3. Implícate personalmente:  el compartir un sentido de pertenencia con otras personas y el formar lazos estrechos en los que apoyarse, fomenta acciones nobles, proporciona refugio y consuelo cuando el infortunio golpea y constituye una guía para los jóvenes y una ayuda para los ancianos. 
  4. Cultiva un buen carácter: no se nace con uno.  Se necesita disciplina para entrenar y moldear la paciencia y el buen humor.
  5. Ama la belleza y créala.
  6. Redescubre la maravilla.

Recomiendo este libro.

El aporte de Fordyce

Fordyce realizó distintos estudios experimentales (1980, 1981, 1984) y en base a ellos propone 14 fundamentos para ser más felices:

1.       Ser más activo y mantenerse ocupado.
2.       Pasar más tiempo en actividades sociales.
3.       Ser productivo en un trabajo que recompense.
4.       Organizarse mejor.
5.       Dejar de preocuparse.
6.       Disminuir las expectativas y las aspiraciones.
7.       Desarrollar un pensamiento positivo, optimista.
8.       Orientarse hacia el presente.
9.       Conocerse, aceptarse y tener una imagen buena de sí mismo.
10.   Tener una personalidad sociable.
11.   Ser uno mismo.
12.   Eliminar las tensiones negativas.
13.   Establecer relaciones íntimas; y
14.   Comprometerse con la felicidad.


Los 10 hábitos más comunes en las parejas felices según Goulston (What does it take to be happy in a relationship?, 2009)
  1. Van a la cama a la misma hora.
  2. Cultivan intereses comunes.
  3. Caminan de la mano o uno junto al otro.
  4. Hacen de la confianza y el perdón su estilo por defecto.
  5. Se enfocan más en lo que su pareja hace bien que en lo que hace mal.
  6. Se abrazan al reencontrarse después del trabajo.
  7. Se dicen “te amo” y “que tengas un buen día” en las mañanas.
  8. Se dicen buenas noches independientemente de cómo se sienten.
  9. Se llaman o envían un pequeño mensaje durante el día.
  10. Se sienten orgullosos de estar con su pareja.


Características de los hogares en los que se crían personas infelices (Entrevista a Hinderk Meiners Emrich referente a los detonadores de enfermedades mentales como la psicosis, 2003)

  • Se fomenta y predomina la presión (exigencia autoritaria).
  • La producción cuenta por encima de todas las cosas.
  • Hay pocas relaciones interpersonales.
  • Existe la noción de lo que ahora está permitido puede estar prohibido en ese mismo instante.
  • Da igual todo lo que se haga, siempre se estará mal.



Características individuales de personas que difícilmente logran ser felices (Albert Ellis, Práctica de la terapia Racional Emotiva, 1987)
  • Presentan sentimientos de grandiosidad.
  • Culpan a otros por su sufrimiento.
  • Confunden firmeza y seguridad en sí mismos con inflexibilidad y rehusarse a cambiar de creencias.
  • Suelen ser excesivamente rebeldes.
  • Tienen dificultad para organizarse.
  • No toman acción.
  • Tienen baja tolerancia a la frustración.
  • Demandan que el mundo cambie antes que ellos.


Premisas frecuentemente implícitas en el razonamiento de personas que sufren sin saber por qué (ITRE, 2015):

  1. “Es una necesidad imprescindible el ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa en mi vida”.
  2. “Para considerarme a mí mismo valioso debo ser muy competente, autosuficiente y capaz de lograr cualquier cosa en todos los aspectos posibles”.
  3. “Cierta clase de gente es vil, malvada e infame y debe ser culpabilizada, expuesta y castigada por su maldad”.
  4. “Es terrible e inaceptable que las cosas no vayan por el camino que uno quiere”.
  5. “Mi sufrimiento es producto de causas externas a mí sobre las cuales tengo muy poca o ninguna capacidad de control”.
  6. “Solo podemos protegernos de lo que es o puede ser peligroso, estando constantemente alertas a la posibilidad de que esto ocurra”.
  7. “Es más fácil evitar las dificultades que afrontarlas”.
  8. “Se necesita siempre a alguien más fuerte o mejor que uno en quien confiar para estar seguros”.
  9. "Mi historia pasada determina decisivamente mi conducta actual, por lo tanto mis errores del pasado me conmocionarán indefinidamente”.
  10. “Soy una mala persona si no me preocupo por los problemas y perturbaciones de los demás”.
  11. “Existe invariablemente una solución  precisa,  correcta y perfecta para cada problema, la cual ya está ahí esperando a ser descubierta. No encontrarla equivale a falta de capacidad”.

Experiencia sobre objetos (Kumar & Gilovich, To feel happier, talk about experiences, not things, 2013)

Los experimentos de Kumar y Gilovich mostraron que las personas obtenemos un placer más duradero de las experiencias que vivimos que de los objetos que adquirimos. Las experiencias viven en nuestros recuerdos y en las historias que contamos, mientras que los bienes materiales "desaparecen" cuando inevitablemente nos acostumbramos a ellos.

Las personas suelen estar más inclinadas a hablar de sus experiencias que de sus compras materiales. Los bienes adquiridos dejan de satisfacernos pronto por las comparaciones que tendemos a hacer con los bienes de otros y, también, por nuestra capacidad de adaptación, que hace que enseguida nos acostumbremos a lo nuevo.

Por ello, la obtención de bienes materiales debe estar condicionada a potenciar experiencias, no a ser la experiencia en sí misma. Por ejemplo un televisor de pantalla plana termina volviéndose la experiencia en sí misma en la medida en que nos acostumbremos a ver televisión, pero un par de botas que usemos para escalar una montaña son un bien que potencia la experiencia.

La forma de diferenciar un tipo de bien del otro es si este se torna descartable después de la experiencia o imprescindible. Si es descartable, fue la experiencia lo que valió. Después de ver un partido de futbol uno no suele desechar el televisor.


Algunos resultados de otras investigaciones

  • Menos cosas materiales equivale a menos ataduras físicas que restrinjan decisiones relacionadas a la libertad. (Graham Hill, Less stuff, more happiness; 2011)
  • Durante 7 años de investigación, St. John realizó 500 entrevistas a magnates, actores famosos y personas consideradas “exitosas” en sus ramas y entre los aspectos comunes a todos, descubrió que eliminando distracciones y dedicando muchos recursos a pocas metas se obtienen mejores resultados que dedicando pocos recursos a muchas metas. En otras palabras, hay que elegir entre ser excepcionalmente bueno en una cosa o ser regular en todo. (Richard St. John, The importance of focus; 2013)
  • Newberg y d’Aquili  utilizaron una SPECT (Tomografía Computarizada por Emisión de Fotones Individuales) para conseguir imágenes cerebrales de monjes tibetanos en estado de meditación y de monjas franciscanas en plena plegaria para descubrir lo que ocurre en nuestros cerebros cuando sentimos que nos hemos conectado espiritualmente con lo sacro. Descubrieron que la corteza prefrontal, el foco de nuestra atención, mostraba una alta actividad. Se observó, a su vez, que un grupo de neuronas en el lóbulo parietal superior hacia las partes superior y trasera del cerebro habían disminuido considerablemente su actividad. Esta región es llamada también “área de orientación asociación”, en vista de que procesa información sobre espacio tiempo y la orientación del cuerpo en el espacio. Esto quiere decir que la región que permite que sepamos donde acaba el cuerpo y empieza el resto del mundo se vio inhibida, provocando la sensación de un cuerpo infinito o disperso y diluido en un todo. En otras palabras, estados de profunda meditación bien entrenada pueden generar sensaciones de bienestar  que por su intensidad, han recibido interpretaciones sacras: los monjes budistas lo interpretan como “ser uno con el cosmos”, mientras que las monjas franciscanas lo consideran “estar con Dios”. (Joan Costa Bou, Algunas reflexiones sobre la Neuroteología; 2001)
  • Las personas suelen encontrar mayor satisfacción cuando toman decisiones irreversibles que cuando toman decisiones reversibles, sin embargo dos tercios de las personas tienden a preferir decisiones reversibles porque creen que mientras más opciones tengan mejor estarán. (Dan Gilbert, The surprising science of happiness, 2012)
  • El foco de búsqueda de satisfacción varía dependiendo de las etapas de la vida en la que nos encontremos (Erik Erikson, El ciclo vital completado, 2000)

-          Adolescencia: identidad
-          Adultez temprana: relaciones íntimas y genuinas
-          Adultez media: capacidad de producir algo valioso y duradero
-          Adultez tardía: sentido y satisfacción con el pasado


Entradas relacionadas:

Puedes leer una explicación científica sobre lo que es la muerte aquí.

Puedes leer una descripción de la lógica y funcionamiento mental de una persona con depresión aquí.

Puedes leer un análisis psicológico del humor del comediante y actor peruano Carlos Alcántara aquí.


jueves, 13 de agosto de 2015

¿Qué es la Sombra, por qué es un problema y cómo se resuelve?

La Sombra es un término metafórico que se usa, con frecuencia, en el psicoanálisis junguiano para referirse a pensamientos y emociones normales que negamos tener porque no son compatibles con cómo nos gustaría ser ante nosotros y la sociedad.

Generalmente, en la cultura occidental, aquellos pensamientos y emociones reprimidos o negados suelen ser los desdeñados por la tradición cristiana: deseos sexuales, envidia, rencor, egoísmo, codicia, miedo, celos, odio, etc. pero también lo pueden ser, por ejemplo, sentimientos como la alegría y la compasión si es que provienen de una persona que considera que aquello es un defecto que no debe tener y se niega sentir.


Decimos, entonces, que tenemos un “problema con nuestra Sombra” cuando no nos conocemos o aceptamos a nosotros mismos como realmente somos y, en su lugar, tratamos de forzar ser algo que no somos para poder agradarnos a nosotros y a los demás. Es decir: el no quererse a uno como es y autoengañarse para tolerar la dolorosa experiencia de ser uno mismo.


Tener una Sombra o características que uno preferiría no tener no es el problema en sí mismo. El problema con la Sombra radica en dos formas inadecuadas de lidiar con ella: su represión y su liberación. Dicho problema puede manifestarse de las siguientes maneras:

Por un lado cuando se reprime la Sombra, puede llegar a frenarse la manifestación de la auténtica forma de ser y de sentir del individuo, pueden generarse vivencias de estancamiento, depresión y falta de sentido de la existencia porque se vive acorde a las expectativas de otros. A su vez, el individuo podría experimentar angustia por sentirse aislado y restringido por sí mismo y, consecuentemente, incomprendido porque nunca nadie llega a conocerlo como realmente es.

La persona puede, además, tornarse intolerante y juzgar a los demás al encontrar en ellos algunas de esas características personales con las que lucha y a las que se obliga a manifestar rechazo.


Puede llevar, a su vez, a actuar sin conciencia de los verdaderos motivos, generándole frustración y confusión por no entender lo que le ocurre, a veces recurriendo a justificaciones improvisadas después de haber cometido algún acto para el que originalmente no tenía una explicación (o como coloquialmente podría decirse: pone excusas después de meter la pata).

Algunos autores como Steindl-Rast o Sanford coinciden en que este es un problema frecuente en el cristianismo, particularmente porque plantea una separación irreconciliable entre bien y mal, en la que el primero debe forzosamente siempre ser actuado y el segundo no debe jamás existir ni siquiera en el pensamiento. Conceptos como “ideas pecaminosas”, “pensamientos impuros” o “mente sucia” resaltan rápidamente al analizar el problema de la Sombra en el cristianismo.


Por otro lado, cuando un individuo libera a la Sombra, puede dañar a los demás o a sí mismo bajo el argumento de estar harto y desear reclamar lo que se merece sin importarle lo que piensen otros. Puede tener actos hedonistas e impulsivos sin pensar en sus consecuencias a largo plazo.


Descartando casos extremos en los que la persona termina muerta o en la cárcel, a veces puede ocurrir que las consecuencias (que inevitablemente tenderán a llegar) puedan generarle culpa y hacerla retroceder a la represión y empezar nuevamente el círculo.

La alternativa saludable a largo plazo (pero inevitablemente dolorosa a corto plazo) en contraposición a la represión y liberación, es lo que suele llamarse la "integración".


Dicho concepto se refiere al reconocimiento de lo que hemos reprimido, cómo realizamos esas represiones, cómo racionalizamos y nos engañamos, qué clase de metas inmediatas tenemos disfrazadas de otras de apariencia más altruista o socialmente aceptable y qué hemos dañado o incluso destruido en nombre de esas metas. Un ejemplo una meta inmediata siendo encubierta por otra de apariencia más solemne podría ser el querer sentirse amado y valioso, disfrazado de aspirar ser el mejor profesional de la historia, anhelar la fama, intentar siempre resaltar en todo, etc.

La integración empieza con el autoconocimiento y la comprensión realista del mundo, puesto que ambos nos ayudan a entender que no podemos dejar de ser humanos aunque quisiéramos y no tenemos otra alternativa que aceptar lo que somos en las condiciones que nos son dadas. La aceptación y el respeto por el propio dolor que no podemos sencillamente apagar y con el que simplemente hay que aprender a convivir, no implican el abandono y el no cambiar, sino al contrario, permiten realizar cambios más realistas en nuestras actitudes y comportamientos al plantearse objetivos humanamente alcanzables. Cuando esto ocurre y nos damos cuenta de que empezamos a obtener resultados deseados, tiende a aumentar la confianza en nuestras capacidades reales y la aceptación de las limitaciones.


Al aceptar y adquirir control sobre los aspectos que antes considerábamos inaceptables o imperdonables en nosotros, obtenemos nuevas habilidades que integramos a las que ya teníamos y las potenciamos, las canalizamos y usamos a nuestro favor. Por ejemplo aceptando las emociones como una tendencia a la acción sin discriminar entre “buenas” o “malas”, podemos permitirnos estar enojados sin desear castigar a alguien o sentirnos inmorales y en su lugar usar las ideas desagradables para plasmar un dibujo o aprovechar la adrenalina para hacer ejercicio.

Otro ejemplo, directamente obtenido de la práctica clínica, es el de una paciente de 18 años que, inicialmente manifestaba odiar a una compañera de clases de la universidad sin saber la razón. Este odio la motivaba a tratarla mal, burlarse de ella y sabotear sus trabajos. Inicialmente, la paciente optaba por percibirse a sí misma como inmune a sentir o pensar cualquier cosa que considerase incorrecto. No fue, sin embargo, hasta que aceptó que sentía envidia hacia su compañera (por considerarla más bonita y aplicada que ella) que pudo adquirir un mejor control sobre sus acciones. Antes de aceptar la verdadera razón de su fastidio, racionalizaba la situación e inventaba razones sobre la marcha para justificar sus reacciones como “me miró mal”, “movió la silla de mi sitio”, “nunca ordena bien sus cuadernos”, etc. La envidia permaneció, pero cuando se le preguntó si consideraba, racionalmente, si esa era una razón válida para tratarla mal, ella respondió que no. Entonces, pese a que sus razones para sentir rechazo hacia ella aún permanecían intactas, el haberse hecho consciente de ellas le permitió modular más eficazmente su comportamiento y hacerle caso a su razón.


Desde luego que, inicialmente, al aceptar su envidia, sintió vergüenza y culpa, porque su autoimagen de persona “madura” y “justa” se vio amenazada por otra de “envidiosa” e “inmadura”. No obstante, solo a partir de haber aceptado la situación es que pudo trabajarse sobre las variables que, en teoría, realmente causaban el malestar.

Para llegar a la integración de la Sombra, una medida sumamente deseable es tener relaciones interpersonales en las que el otro nos acepte incondicionalmente como somos, nos muestre una comprensión genuina de lo que sentimos y sea auténtico de mostrarse como realmente es, con defectos y virtudes. Ello, de a pocos, tiende a hacernos perder el miedo a mostrarnos como somos y experimentar el alivio de ser nosotros mismos sin culpa o vergüenza.


Sin que esto represente una ley necesaria, una vez que aceptamos lo que somos, nos tendemos a tornar más tolerantes. Seguimos viendo nuestros “defectos” en el otro, pero ahora los entendemos, nos identificamos y los vemos humanos como a nosotros.

La integración de la Sombra implica verse a uno mismo como realmente es y no como le gustaría ser. Implica confrontar tu propio deseo de no enterarte de tus “defectos” y superarlo. De ahí que la integración de la Sombra se vea como una lucha contra uno mismo, ya que es uno mismo quien se restringe de dar el paso necesario para el cambio por ser muy doloroso al corto plazo.


Aquellas citas que, probablemente, con frecuencia escuchamos como “tú eres tu verdadero enemigo” o “deberás confrontarte contigo mismo” suelen ser expresiones populares de lo que implica la integración. Cabe agregar como dato anecdótico que el concepto de la confrontación con uno mismo ha sido muchas veces retratado en la cultura popular. Por enlistar algunos ejemplos relativamente recientes:

En la película Star Wars: The empire Strikes back, Luke Skywalker desciende a la caverna en Dagobah donde lucha con Darth Vader, pero al vencerlo descubre que bajo la máscara estaba él mismo.  



El jefe final en la adaptación cinematográfica del comic Scott Pilgrim vs the World es precisamente una réplica malvada del protagonista. La lucha acaba con ambos amistándose.


El último enemigo a vencer en el videojuego Zelda II: The adventure of Link es una versión sombría del protagonista.


El enemigo final en la serie de televisión en los años 90 del Hombre Araña, era un Peter Parker "malvado" (se sugiere que lleva el simbionte de Carnage) de una dimensión alterna que nunca pudo lidiar con madurez el dolor de perder a su tío Ben. El conflicto termina cuando el Peter Parker “malvado” lucha contra el monstruo que lo posee y se redime.


El Greymon de Tai, en el anime Digimon, lucha contra otro Greymon bajo la presión y agresiones de Tai. La pelea concluye cuando el Greymon de Tai se transforma en Skullgreymon, una versión maligna de su línea evolutiva.


En el anime Los Caballeros del Zodiaco, los cuatro Caballeros de Bronce que protagonizan la historia luchan en la Isla de la Muerte contra los Caballeros Negros, que son versiones de ellos mismos pero con armaduras negras.


Lejos de ser una mera coincidencia, estos relatos, aunque ambientados en mundos imaginarios, cuentan nuestra propia historia al retratar la faceta universal de la lucha interior e individual que todo sujeto necesita llevar a cabo para alcanzar su crecimiento personal. Aquello que Joseph Campbell llamó “El viaje del héroe”, no es más que la historia de nuestras vidas camuflada entre espadas, naves espaciales, dragones o lo que se nos ocurra. La resolución al problema de la Sombra es lo que Carl Rogers entendió como llegar a ser libres de nuestras propias opresiones al decir: “Ser libre no implica que se desate a un monstruo descontrolado, sino que al reconocer esos sentimientos como parte de uno mismo, se equilibrarán y demostrarán de forma controlada”.




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Referencias:

Abrams, J., Zweig, C. (1991).Meeting the Shadow: The Hidden Power of the Dark Side of Human Nature. G.P. Putnam's Sons: New York.

Diamond, S. (1996). Anger, madness, and the daimonic: The psychological genesis of violence, evil, and creativity. SUNY Press: New York.

Jung, C. (1995). El hombre y sus símbolos. Paidos: Buenos Aires.

Retamales, R. (2007). El encuentro con la propia Sombra y la autoestima. Recuperado el 23/02/2015 en http://www.sepanalitica.es/articulos/SombrayautoestimaWebSepa.pdf

Rogers, C. (1961). On becoming a person. Houghton Mifelin Company: Boston.

martes, 11 de agosto de 2015

Esto es Guerra

Así que finalmente lo hice. Dejé de lado mi costumbre de no ver televisión nacional y me tomé un día entero para ver capítulos de la popular serie “Esto es Guerra”. Es tanta la polémica que parece causar entre mis amigos y conocidos que no pude más con la curiosidad. Tenía que saber de qué se trata este fenómeno que inspira tanto rechazo al punto de que algunos, incluso, lo llaman “lo peor” que ha producido la televisión peruana. ¿Será eso cierto? ¿Es “Esto es Guerra” lo peor que ha producido la televisión peruana? No creo estar en capacidad de dar tal veredicto con argumentos, datos y gráficas, pero al menos redactaré mis reflexiones tras haber sido expuesto al programa.


Empecemos poniéndonos en los zapatos de los trabajadores del canal de televisión. No se confundan: no están para educar. Su objetivo es llevar el caviar y el lomo fino a la mesa. Tienen, para ello, un modus operandi muy claro: Crear un estímulo que logre concentrar la atención de grupos masivos de personas y removerlas emocionalmente para volverlas más sugestionables. Una vez que desarrollan el método que más gente capture, le alquilan unos segundos de dicho estímulo a empresas que deseen publicitar productos o ideas. Resulta evidente, entonces, que mientras más grande sea el grupo de personas que capturen con su estímulo o carnada, más caro podrán cobrarle a las empresas (o auspiciadores) interesadas en hacer publicidad. Aquí, ya queda descartada la idea de que los clientes de los canales de televisión son los espectadores. Los clientes son las empresas auspiciadoras y el producto es la atención del público en estado sugestionabilidad. Lo que estos clientes quieren es un público grande y manipulable. La pregunta del millón es ¿cómo podemos maximizar eso? La respuesta, como generalmente suele serlo, es: ¡CIENCIA!

Ciencias sociales, para ser preciso.

“¡Las ciencias sociales no son ciencias de verdad!”

Jódete. Yo tengo amigos.

Sucede que hay demasiado dinero en juego para arriesgarse lanzando dardos al aire, así que la creatividad no es rentable. Aquí es donde hay que hacer la tarea.

¿Qué debemos hacer para crear algo que un enorme grupo de personas quiera dedicarse religiosamente a ver? ¿Qué nos dice el marco teórico? Resumamos.

Según Lindstrom (2011), si bien la belleza es un atributo que llama la atención, las personas se sienten más atraídas hacia gente famosa que hacia gente bella. Una celebridad es un símbolo o ícono que posee y representa una variedad de atributos deseables a los que muchos de nosotros aspiramos. La belleza, el encanto, el atractivo sexual, el descaro de burlarse de las reglas en narices de todos, riqueza, poder, etc. Cada celebridad engloba y representa algunos de esos atributos.

Ajá. Las personas que aparezcan en el programa tienen que ser famosas. “¡Entonces, consigamos gente famosa!” dice un iluso sin el menor respeto por la billetera de los inversionistas. Entonces, los encorbatados de contabilidad protestan: “Contratar gente famosa es caro. Búsquense una solución más barata o les robaremos su energía vital con nuestros amuletos de la maldad”. ¡Ah! Esos estúpidos hombres de negocios que todo lo ven plataplataplata. Entonces, cuando todo parece estar perdido, alguien tiene una brillante idea: ¿Y si reclutamos a Don Nadies que cobren barato y, LUEGO, los volvemos famosos? ¡KABUM!    

Cuando nos venden un producto auspiciado por una celebridad, tácitamente nos venden su esencia en una botella. Un elixir que nos transferirá algunos de sus atributos. En palabras de Lindstrom (íbid.): "Imitamos a quienes admiramos de ciertas formas, con la esperanza de que algo de lo que ellos han hecho nos lleven a nosotros a obtener algo suyo". Muy bien. Ya sabemos que vamos a conseguir gente parcial o totalmente desconocida que, luego, haremos famosos. ¿Quiénes deberían ser estas personas? ¿Cómo deben verse? ¿Cómo deben hablar? Regresemos al marco teórico.

González Moreyra (Reátegui, comunicación personal 2014) encontró en sus investigaciones en peruanos jóvenes de distintos sectores socioculturales que, de manera casi generalizada, existe mayor atracción y preferencia por la gente blanca y de fenotipo europeo. Ajá. Conseguir gente blanca. Excelente. Pero ¿cómo los haremos famosos? Marco teórico.

Investigaciones sobre las raíces evolutivas del chisme (Lindstrom, 2011) muestran que cada vez que alguien nos dice algo percibido como bueno y nosotros lo transmitimos a otro, nuestro cerebro nos recompensa con una dosis de dopamina. Evolutivamente el chisme es la forma de protegernos de ser dañados viviendo en comunidad. Necesitamos información sobre quién es quién, que hace cada uno, que tiene para ofrecernos, que quiere de nosotros, etc.  De ahí la precisión de Gargurevich (2002) al señalar el alto impacto que tiene la prensa dedicada a informar sobre la vida privada de celebridades y personas del negocio del espectáculo. 

Muy bien. Entonces ya tenemos resuelta la primera parte de la creación del producto perfecto. Conseguir gente blanca y volverla famosa haciendo pública su vida privada e íntima hasta la saturación. Queda aún algo por resolver: Una vez que tengamos a nuestros personajes: ¿qué contenido deben ofrecer al público? Regresemos al marco teórico.

Gargurevich (2002) nos explica que los contenidos a los que mejor responden las masas en el Perú son violencia y erotismo. Todo resuelto. Creemos un programa de personas blancas y sexys que aparecan en escándalos de la prensa y hagámoslas pelear constantemente entre ellas sometiéndolas a situaciones de presión social, de provocación deliberada, de burla y de injusticia.


¡Hagámoslas reaccionar! ¡Que se enojen! ¡Que lloren! ¡Que se acuesten entre ellas y mejor si se embarazan! Hagamos que los hombres sean fornidos y muestren los músculos y que las mujeres sean material de modelaje y usen un calzón apretado. Sometámoslos a actividades en los que constantemente se abran de piernas, se agachen, se volteen y forcejeen sudorosos. 


Tomemos nuestros ingredientes, arrojémoslos al inodoro y agreguemos un poco de sustancia XXX: ¡Publica videos porno de ellos! ¡Que hagan videoclips eróticos para revistas! Que tus amigos de la prensa lo comenten para asegurarse de que todos se enteren. Dios, ya me quiero masturbar de solo pensarlo.



Ahora jala la cadena y ¡BUM! Dinero para el canal y excremento para el país. Una fórmula relativamente fácil de empezar y mantener.

Entonces, ¿es “Esto es Guerra” lo peor que puede haberse creado en la televisión peruana? No lo creo. Desde el punto de vista del marketing es una obra maestra que ha logrado perfectamente su cometido: hacer dinero. Por otro lado, desde el punto de vista cultural, discutiblemente, no lo encuentro socialmente más denigrante que el programa de Laura Bozzo (nuestra herencia a la televisión mexicana). 

Quizá lo que más indigna a cierto grupo de personas no es la existencia de este u otros programas pornográficos con fachada de concursos familiares, sino la enorme respuesta de aclamación que causa en las masas. La prensa y la televisión son la sociedad contándose a sí misma. Finalmente es, gracias a la existencia de tales fenómenos, que a la fuerza, se nos  pone como cultura frente al espejo y, al parecer, no nos gusta para nada lo que vemos.


Y no me hagan empezar a hablar de "Combate".

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Referencias:

Gargurevich, J. (2002). La prensa sensacionalista en el Perú. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Lindstrom, M. (2011). Brandwashed: El lavado de cerebro de las marcas. Bogotá: Grupo Editorial Norma.